Desde el oasis del desierto tunecino llega la cosecha 2025 del Deglet Nour, seleccionando cada fruto a mano para mantener la tradición y calidad.
Desde el oasis del desierto tunecino llega la cosecha 2025 del Deglet Nour, seleccionando cada fruto a mano para mantener la tradición y calidad.
En el sur de Túnez, sobre las áridas tierras del Gran Erg, se erigen en los oasis las palmeras datileras. El suelo desértico aparenta ser estéril, pero bajo capas subterráneas alberga aguas que dan de beber a estas grandes plantas. En este paisaje extremo, la naturaleza se equilibra con la sabiduría humana, y de esa simbiosis nace uno de los frutos más preciados del Magreb: La Deglet Nour, cuyo significado en árabe es “el dedo de la luz”.

Todos los dátiles de la variedad Deglet Nour comercializados por El Monaguillo son originarios de Túnez. Las condiciones macroclimáticas del oasis tunecino, donde el sol mediterráneo acaricia las copas de las palmeras mientras sus raíces beben de frescas y puras aguas subterráneas, producen un fruto de sabor incomparable y textura perfecta. El Monaguillo trabaja con productores del palmeral de Kebili tanto para los dátiles Deglet Nour en rama como para sus dátiles Deglet Nour naturales, reconocido por la excelencia de sus frutos.
Llegado a su madurez, el Deglet Nour es un dátil dorado, translúcido y brillante, con un sabor dulce y ligeramente meloso. Su piel fina, su suavidad y su equilibrio entre el azúcar y la humedad lo convierten en un producto único, apreciado en todo el mundo. La cosecha comienza a mediados de octubre y se prolonga alrededor de un mes. Durante ese periodo, los agricultores trabajan con precisión artesanal para garantizar un fruto que cumpla con los estándares de excelencia que El Monaguillo exige en todas sus selecciones.


La recolección de dátiles en Túnez es una tarea manual que combina tradición y esfuerzo físico. El proceso se inicia cuando los frutos cambian de color verde a marrón y se vuelven ligeramente blandos al tacto. A partir de ahí, los trabajadores escalan las palmeras, que pueden alcanzar hasta los diez metros de altura, utilizando cinturones o sogas. Una vez arriba, cortan cuidadosamente los racimos maduros para evitar que la fruta se golpee o se dañe. En Túnez, no existe una cosecha mecanizada. Para poder mecanizar la recolección, las palmerales deben estar adaptadas a ello, y dado que la mayoría son bastante antiguas, no es el caso. De cada palmera se cosechan aproximadamente 100 kilos de dátiles.
Después de la cosecha, los frutos se dejan secar al sol del desierto. Este proceso natural permite que el dátil concentre su dulzura, adquiera su característica textura y alcance su punto de conservación óptimo antes del envasado o la exportación.
La cosecha 2025 promete ser una de las más destacadas de los últimos años. Gracias a las favorables condiciones durante la floración y a una mejor gestión de los recursos en los oasis, se prevén resultados superiores a los de 2024, una campaña marcada por una de las producciones más bajas y de menor calidad de las últimas décadas.
No obstante, la campaña también ha enfrentado desafíos. Las lluvias tardías y las altas temperaturas durante el periodo de maduración afectaron a la calidad de algunos lotes, reduciendo la proporción de dátiles de categoría “premium”. Aun así, la cuidadosa selección en origen y las mejoras en el secado y almacenamiento han permitido mantener el alto estándar de calidad que caracteriza al Deglet Nour tunecino y que El Monaguillo defiende como sello de identidad.
En los oasis del sur, el dátil no es solo un cultivo: es el corazón de la economía, el alma de la cultura y un símbolo de resistencia frente a la adversidad. Cada racimo recolectado es fruto de generaciones de conocimiento y de una relación única entre el hombre y el desierto.
En El Monaguillo compartimos esa visión sostenible, apoyando un modelo de producción que protege el entorno natural y valora el trabajo de las comunidades locales, asegurando que cada dátil conserve su esencia y su historia.

La pasta de dátil «El Monaguillo» es un producto natural y versátil que se ha convertido en un endulzante saludable y una excelente alternativa a los azúcares refinados.
En El Monaguillo creemos en lo natural y lo auténtico. Por eso, secamos el tomate de manera tradicional y lo convertimos en un ingrediente lleno de sabor y nutrientes que reúne propiedades saludables.